El pasado…

Hay momentos en la vida en los que esta nos da un buen zarpazo. El pasado 17/04/2022 falleció mi querida perra Niebla, entre los brazos de mi venerable padre, se le escapó el último suspiro.

No hace falta que explique lo unido que estaba a este entrañable animal, tan noble que si la pisabas en un descuido, era ella quien parecía pedirte disculpas a ti. Tan leal que cuando me preparaba el desayuno, siempre asomaba su inquieto hocico mientras revoloteaba su cola de pura alegría. Cuando regresaba del trabajo siempre me esperaba sentada en el rellano de la escalera, con una mirada que era propia de quien llevase meses sin verme, aunque nos hubiéramos despedido esa misma mañana. Ahora la veo a cada paso, en cada rincón… te echo de menos «peluda».

Murió serena, sin apenas lamento… sólo unos apagados ladridos, que sonaban más a despedida que a queja. Parece mentira que un ser vivo tan pequeño nos deje un vacío tan inmenso: GRACIAS NIEBLA.

Los animales nos enseñan lo que es el verdadero AMOR, pura entrega sin esperar nada a cambio, pura energía que nos envuelve a todos, aunque no todos puedan sentirlo…

Una vez conocí a un hombre que estuvo dispuesto a dejarlo todo por alguien, apostando sus pocas fichas a un sólo número de la ruleta de la vida, convencido de que su corazón no podía mentirle y en la certeza de que unos ojos no sabían mentir… La vida le demostró a ese hombre de la forma más cruel posible que se equivocaba, a pesar de todo, y perdió en la apuesta no sólo lo que creía tener, sino también las ganas de volver a ser él mismo, cayendo sin remedio en una tristeza infinita y profunda.

A este hombre le costó muchos años salir de esa amargura pegajosa, que se mezclaba en su sabor aciago con el café mañanero y apenas le dejaba sonreír.

Poco a poco, y con mucho esfuerzo, constancia y disciplina interior, el dolor fue desplazándose de lugar, la punción de la traición ya no era tan hiriente, el aire no era tan espeso, la luz no era tan esquiva.

Esta semana ha sucedido algo que me ha removido por dentro, que ha sacudido mis cimientos, ha levantado alguna alfombra. Es duro e inquietante comprobar como el paso inexorable del tiempo termina colocando todo en su lugar, porque lo hace sin aspavientos, pero también sin compasión.

Me encantaría poder ser indiferente a todo a veces… pero también pienso que entonces, ya no sería humano. Uso este espacio para responder a todos aquellos a los que no puedo/debo dirigirme ahora… A buen entendedor, dicen que bastan pocas palabras.

A todos los que mentís, o jugáis con los demás, abusáis de sus buenas intenciones, os divertís sin pensar en las consecuencias de vuestros actos (a veces devastadores), espero que la vida misma os muestre que hay límites que no deben sobrepasarse, porque aunque no exista la Justicia en este mundo, seguro que sí la encontraremos todos luego… cuando nuestras propias conciencias sean las que tengan que juzgarnos. Esas no admiten sobornos ni excusas de mercadillo, esas son ecuánimes y serenas, y siempre terminan dictando una justa sentencia.

Mis deseos son los mejores para todos los que cruzaron por mi vida en el pasado. Que nadie dude que le tengo siempre presente, entre otras cosas, porque soy el hombre que soy ahora también gracias a esas experiencias (dulces o amargas, todas suman). No guardo rencor a nadie, y mis puertas están siempre abiertas a quien viene a verme con buenas intenciones.

Gracias a todos los que me han apoyado siempre (pocos), y a los que no, también GRACIAS.

Quien quiera encontrarme, sabe bien como… pero que recuerde algo: uno cosecha aquello que ha sembrado, porque el campo de cultivo es milagroso, pero no hace trampas.

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